Santo Domingo: un convento limeño donde la historia cobra vida

"Hora contacto" mostró cómo una experiencia inmersiva en el convento de Santo Domingo permite comprender la vida de Santa Rosa y San Martín de Porres con relatos dramatizados y datos históricos. Foto: captura.
En Hora contacto, los espectadores se trasladaron a uno de los lugares más emblemáticos de Lima: el convento y basílica de Santo Domingo.
La propuesta fue clara: convertir la visita a este espacio colonial en una experiencia distinta, donde la historia se mezcla con la actuación y los personajes más representativos del Perú vuelven a hablar con quienes los visitan.
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EL CONVENTO QUE GUARDA SIGLOS DE HISTORIA
En pleno corazón del centro histórico se alza este conjunto arquitectónico con más de cinco siglos de antigüedad. Afuera se escucha el bullicio de la ciudad, pero al cruzar sus muros el tiempo parece detenerse. Pasillos barrocos, patios solemnes y muros cargados de símbolos se convierten en escenario de relatos que muestran la estrecha relación entre la orden dominica y la historia del Perú.
Uno de los datos más curiosos que sorprendió al público fue descubrir que la música del Himno Nacional fue compuesta por un fraile dominico que vivió en este convento. Un detalle que conecta el arte, la fe y la identidad nacional.

EL ENCUENTRO CON SANTA ROSA DE LIMA
El recorrido alcanzó su punto más emotivo cuando apareció la actriz Leonela Alarcón caracterizada como Isabel Flores de Oliva, Santa Rosa de Lima. Con gran realismo compartió pasajes de la vida de la primera santa de América: su infancia, su entrega a la oración y las duras penitencias que practicaba.
“Mi nombre es Rosa. Bueno, en realidad me llamo Isabel, pero cuando fui confirmada por el señor obispo cambiaron mi nombre, ya que decían que mi rostro se tornaba como el de una rosa encendida”, expresó la actriz durante la representación.

Santa Rosa nació en 1586 y se dedicó desde joven a la oración, la penitencia y la ayuda a los pobres. Rechazó todos los ofrecimientos de matrimonio y desafió las normas de su época. La devoción la llevó a prácticas de sacrificio extremo: cortó su cabello, se frotó el rostro con cal y pimienta, dormía sobre tablas con clavos y ayunaba con pan y agua. Falleció en 1617, a los 31 años, y fue canonizada en 1671 por el papa Clemente X. Hoy es reconocida como patrona de América, Filipinas, Perú y las Indias Orientales.
EL LEGADO DE SAN MARTÍN DE PORRES
El público también se emocionó al encontrarse con la figura de San Martín de Porres, quien apareció en escena con una sonrisa franca y una escoba en mano. Su humildad y sencillez generaron un ambiente de cercanía. “No hay sueño tan pequeño ni alma tan pobre que Dios no pueda levantano. Todo es posible”, recordó en su mensaje Germán Ojeda, actor personificando a San Martín de Porres.
La visita incluyó el repaso de los milagros atribuidos al santo, entre ellos la curación de un niño cuya pierna iba a ser amputada. Con el tiempo, esta y otras pruebas llevaron a su canonización en 1962 por el papa Juan XXIII.

UNA EXPERIENCIA TEATRAL INMERSIVA
La propuesta fue calificada como una forma innovadora de mantener viva la memoria. Para muchos visitantes, ver a personajes como Santa Rosa y San Martín narrando su propia historia convierte la experiencia en algo inolvidable. La ruta concluyó en la torre principal del convento, de 46 metros de altura y más de dos siglos de antigüedad. Escalar los 135 escalones permitió contemplar desde lo alto no solo la ciudad, sino también la grandeza de un espacio que guarda siglos de fe.
Para conocer más detalles de este recorrido teatralizado y vivir la experiencia completa, puedes ver Hora contacto en nuestro canal de Youtube.
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