Maritza Rodríguez: una vida marcada por la música desde antes de nacer

En "Sonidos del mundo", la cantante Maritza Rodríguez recuerda su infancia rodeada de música, su ingreso temprano a los escenarios y el camino que la llevó a convertirse en una de las voces más queridas del país. Foto: captura.
En Sonidos del mundo, Mabela Martínez recibió a Maritza Rodríguez Núñez, una de las voces más queridas del país y parte de una familia que parece salida de un milagro: diez hermanos músicos, padre músico y madre cantante.
Una dinastía artística sin precedentes que nació entre Cusco, Apurímac y una casa donde los juguetes eran guitarras y las sonajas se convertían en maracas.
[Lee también: El café peruano: sabor, tradición y oportunidades para todos]
TALENTO QUE SE HEREDA
Maritza recuerda que creció expuesta a la música desde la barriga. Su madre, Dina, cantaba y sentía el arte como respiración natural. Su padre, Alberto, aseguraba que el primer ritmo que sus hijos conocieron fue el latido del corazón materno. La casa era un taller musical improvisado.
Moisés, el hermano mayor, empezó a tocar la guitarra como un prodigio. Ramón, el único que estudió en conservatorio, con oído absoluto, compartió lo aprendido y elevó el nivel de todos. Así se formó la Familia Rodríguez: disciplina, armonía y mucha complicidad sin egos.

PRIMERA VEZ EN ESCENARIO
A los cuatro años, su madre la vistió de balicha y la llevó al Teatro Municipal. Sin explicaciones ni preparaciones, la subió al escenario para bailar. Maritza lo recuerda como un juego más, pero aquella noche empezó una carrera de 46 años que continúa con la misma pasión.

INFLUENCIAS QUE MOLDEARON SU VOZ
En casa se escuchaba de todo: Los Jaivas, Édith Piaf, Inti-Illimani, Los Kjarkas, Michael Jackson, la Pastorita Huaracina. Pero lo que más la marcó fueron las armonías vocales, primero las de sus hermanos y luego las de Manhattan Transfer y New York Voices. Observó que no quería competir con los virtuosismos instrumentales de su familia, así que eligió su instrumento natural: la voz.

POBRE DIABLA: UN HIT QUE VOLVIÓ DESPUÉS DE 20 AÑOS
Gonzalo Polar la convocó para cantar el tema principal de una novela y nació Pobre diabla. Por entonces no imaginó su impacto. El tiempo hizo lo suyo y la canción se volvió viral veinte años después gracias a los trends. Esa visibilidad la impulsó a relanzarla junto a Marvin Miyashiro y volvió a conquistar al público.
DE TRAPEAR EN CASA A HOLLYWOOD
Uno de los capítulos más sorprendentes de su historia llegó cuando Quincy Jones la escuchó interpretar We are the world en quechua. Pasó de limpiar su casa en Lima a cantar en Beverly Hills con un coro góspel detrás, vivir un after party con el legendario productor y recibir de él un mensaje que guarda en su corazón: “Keep growing, honey”.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:














