“Quería arrancarme el corazón para dárselo a ella”: conoce la historia de una madre aferrada a la vida de su hija
Su hija apenas podía arrastrar los pies, no le quedaban fuerzas ni siquiera para levantar la cuchara y alimentarse, a sus 24 años de edad había sido diagnosticada con falla cardíaca avanzada. Foto: EsSalud
Kattia, sujetaba fuerte las manos de su hija mientras volaban en un helicóptero y cualquier cosa podía pasar, como le indicaron los médicos. Mariana estaba siendo trasladada desde Chiclayo hasta el INCOR de EsSalud en Lima.
“Uno va por la vida y jamás imagina pasar una situación como esta, ver cómo se va apagando la vida de un hijo es el dolor más grande que he experimentado, yo quería arrancarme el corazón para dárselo a ella”, cuenta la mamá de Mariana.
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Su hija apenas podía arrastrar los pies, no le quedaban fuerzas ni siquiera para levantar la cuchara y alimentarse, a sus 24 años de edad había sido diagnosticada con falla cardíaca avanzada, la única solución era tener un nuevo corazón, una idea utópica en nuestro país ya que solo existen 2 donantes por cada millón de habitantes.
“Nuestra paciente llegó a descompensarse, pues la función del corazón es bombear sangre, pero si este se debilita por múltiples causas poco a poco deja de funcionar, dejando al paciente en una cuenta regresiva”, explica Julio Morón, jefe del servicio de cirugía cardiovascular del INCOR.
Los días eran eternos, pero allí estaba la señora Kattia, con una sonrisa y el ánimo a tope, pues si no era ella quién habría extendido los brazos para que Mariana no decaiga en la espera.
LLORÓ Y GRITÓ DE EMOCIÓN, COMO EL DÍA EN QUE SU HIJA NACIÓ
Un día a las seis de la mañana llegó la llamada que madre e hija estaban esperando, se había activado un posible donante. “Dios mío, dije y, luego, cuando se confirmó lloré y grité de emoción, experimenté la misma felicidad que sientes cuando nace tu hijo”, cuenta la mamá de Mariana, reafirmándose en que su hija, para ella, ha vuelto a nacer.
Por su parte, Mariana, esperaba en su habitación. “Lloré de felicidad, no sentí miedo por la operación ni por el riesgo, yo estaba tranquila y en paz. Desde ese primer momento estoy eternamente agradecida con mi donante, para mi es un ángel que ha decidido desinteresadamente darme la oportunidad de vivir”, comenta Mariana.
La operación fue un éxito y la presidenta ejecutiva de EsSalud, María Elena Aguilar Del Águila, felicitó el trabajo profesional y humano realizado en este caso.
Este domingo Mariana podrá abrazar y besar a su madre en su día, a la mujer que ante la adversidad jamás se doblegó, quien no solo se mantuvo firme, sino que sostuvo a la niña de sus ojos y pronto podrá verla convertida en una abogada de éxito.