Cuba, anteriormente conocida como "la isla de la felicidad", atraviesa una dura realidad marcada por la insalubridad y el descontento de los ciudadanos.

Los residentes, ya agobiados por apagones, escasez de alimentos y el elevado costo del combustible, ahora enfrentan un nuevo desafío: la acumulación de basura en las calles, que ha elevado los niveles de insalubridad en la isla.

[Lee también: Apagón en Venezuela: todo lo que se sabe del corte eléctrico masivo en el país]

La situación es especialmente crítica en La Habana, donde las calles están abarrotadas de desechos sólidos y residuos orgánicos, creando un ambiente insalubre.

Montañas de basura despiden olores fétidos y atraen nubes de moscas, lo cual afecta gravemente la calidad de vida de los habitantes. La acumulación de basura no solo es un problema estético, sino también una amenaza directa para la salud pública.

Lissette Valle, ama de casa, describió la penosa situación que enfrenta a diario: “Mi cocina da al mismo basural. Hay que estar tapando todo, porque si no lo que como es mosca y mosquitos, guasasa, chinchas caminan por las paredes”. Esta realidad ilustra el impacto tangible que la crisis de gestión de residuos tiene en la vida cotidiana de los cubanos.

La situación se ha visto exacerbada por problemas estructurales en el sistema de recolección de basura. La empresa encargada de proporcionar los repuestos necesarios para los camiones recolectores se ha retirado, una situación que, según medios oficiales, se atribuye al embargo de Estados Unidos. Este embargo ha dificultado la reparación y el mantenimiento de los equipos necesarios para mantener las calles limpias, agravando aún más el problema.

En respuesta a la crisis, los propios ciudadanos se ven obligados a recoger los desechos. La falta de un sistema efectivo de recolección ha llevado a muchas comunidades a organizarse para enfrentar la acumulación de basura de manera local. Sin embargo, esta solución improvisada no es suficiente para abordar el problema de forma integral.

Reinier Fuentes, buzo ambiental, explicó la complejidad del problema, especialmente en comparación con la limpieza de playas y áreas verdes. “El problema del fondo del mar, comparado con la playa, es que en la playa hay empresas que se dedican a limpiar. Tenemos comunales que limpian en las áreas verdes, en las calles, en las playas, pero en el fondo marino no hay nadie haciéndolo”, señaló Fuentes, resaltando la falta de recursos y personal especializado para manejar la limpieza en diferentes áreas.