¿Por qué nos resistimos al cambio?
Progreso, cambio e incluso hay quienes le llaman adaptación. Algunas personas desarrollan prácticamente una fobia al cambio mientras que otras son casi adictas a la novedad que estos implican. Somos conscientes de que el cambio es la única constante de la vida. Sin embargo, queremos cambiar y a la vez seguir siendo los mismos o haciendo las mismas cosas. Esa dicotomía genera una resistencia, a menudo a nivel inconsciente.
Te presentamos a continuación los 9 factores de resistencia al cambio:
1. No comprender que el cambio es necesario.
A veces no entendemos que importante son los cambios, más aún si estamos en nuestra zona de confort. Si pensamos que las cosas que hemos hecho así durante tantos años seguirán funcionando y no hay motivos para cambiar, nos resistiremos a cualquier transformación.Esto depende mucho de la personalidad de cada persona.
2. Miedo a lo desconocido.
La incertidumbre nos aborda principalmente cuando se genera un miedo al desconocido esto es una de las principales razones de la resistencia al cambio. Solo nos arriesgamos a lo desconocido si creemos que vale la pena lo que vendrá luego, pero si no estamos seguros de qué encontraremos, nos resultará muy difícil abandonar nuestra posición.
3. Falta de competencia y temor al fracaso.
El temor muchas veces nos genera un factor de resistencia. A veces creemos que no tenemos las habilidades, competencias o fuerzas necesarias para enfrentar la transformación y nos resistimos a la transición.
4. Apego a los hábitos.
Cuando hacemos las mismas cosas durante mucho tiempo nos cuesta creer que un cambio es positivo. No solo se trata de hábitos de comportamiento sino también de maneras de relacionarnos, pensar o sentir. Esto se debe, entre otros factores, a que en nuestro cerebro ya existen “autopistas neuronales” por las que esos hábitos discurren rápidamente, por lo que cambiarlos requeriría construir otras, y nuestro cerebro suele tender siempre a aplicar la ley del mínimo esfuerzo.
5. Imposición.
Cuando nos imponen los cambios somos reacios inmediatamente. A la mayoría de las personas no les gustan los cambios impuestos, por lo que, si no se les consulta, la disposición al cambio es mínima.
6. Agotamiento y saturación.
Esto sucede porque la persona ha sufrido constantes cambios de manera seguida, es decir, ha estado sometida a tantas transformaciones que ha desarrollado un rechazo a estas, como resultado del agotamiento y la saturación.
7. Disonancia cognitiva.
A veces los cambios difieren de nuestras creencias u opiniones, lo cual genera una disonancia cognitiva que no estamos dispuestos a asumir.
8. Escasa motivación.
Los cambios implican movilización permanente, por lo que, si no tenemos la motivación suficiente, o si no se trata de una motivación intrínseca, nos resistiremos a esa transformación.
9. Mal momento.
La persona puede estar atravesando una mal situación personal o quizá tenga otros proyectos y no esté preparada para hacerle frente a otro cambio.