¿Porque recordamos más lo negativo que lo positivo?

Porque es una estrategia de supervivencia. Por ejemplo, si dentro de tus experiencias tuviste la mala suerte de querer agarrar un animal y te muerde, automáticamente se genera un mecanismo de defensa que te indicará que no debes volver a intentar coger a ese animal.

Nuestro cerebro recuerda lo que siente, lo que lo emociona, de ser lo contrario, simplemente lo olvida. Esta sensación se refleja en la amígdala emotiva que emite una señal que se almacena en el hipocampo, el cual es un órgano del cerebro que se asocia principalmente a la memoria de largo plazo.

En otras palabras, sino se genera una emoción no se genera un recuerdo. El problema es que las emociones negativas son mucho más impactantes que las positivas. Las experiencias vividas determinan lo bueno y lo malo. El ser humano aprende en función de su realidad.

Entonces, las emociones son fundamentales en el aprendizaje, pero, para que funcione, debe recibir, por lo menos, ocho veces el mensaje. Además, tiene que haber un tipo de placer en el aprendizaje. Por ejemplo, los niños aprenden mejor a través del juego.

¿Qué podemos hacer para cambiar nuestra negatividad?

Cambiamos la forma de hablar. Dependerá del ángulo de como decimos las cosas y esto determinará como vemos el mundo.

Por ejemplo, si vemos una libreta de notas de nuestros hijos, y dentro de sus calificaciones la más baja es 11, y las otras tiene buen promedio, enfoquémonos en las demás y en estimular a nuestro hijo a que mejore la calificación de esa materia floja.