La felicidad, es ese estado mental en el que nos sentimos plenos, autorrealizados, satisfechos con la vida que llevamos… Conscientes de los errores y defectos que tenemos, pero en camino a mejorar cada día y a cumplir todos nuestros sueños.

El éxito por su parte, es justamente la representación de los sueños cumplidos, de los deseos alcanzados y de nuevos propósitos trazados. Es el lugar donde sentimos la felicidad de triunfar, la sensación de plenitud por alcanzar las metas.

Creemos que nuestro mundo externo predice los niveles de bienestar, cuando en realidad si conoces tu mundo externo, sólo puedes predecir el 10 % de tu felicidad a largo plazo. El 90 % de tu bienestar lo predice la forma en que tu cerebro procesa el mundo.

Tu cerebro en positivo es 31 % más productivo que en negativo o con stress. Sólo el 25% del éxito es predecible por el coeficiente de inteligencia, el 75% los predice los niveles de optimismo, el apoyo social y por percibir la presión como oportunidad en vez de amenaza.

La dopamina que inunda tu cerebro cuando es positiva tiene dos funciones, no sólo te hace sentir bien, sino que también activa los cilindros de aprendizaje del cerebro permitiéndote adaptarte al mundo de forma diferente”. 

Los hallazgos de la psicología positiva representan un cambio radical en la forma como vemos el mundo. La gente suele pensar que después de una vida de éxito profesional va a ser feliz. Pero resulta que la ciencia ha demostrado todo lo contrario, se requiere ser feliz para tener éxito en el trabajo.

Las buenas noticias son que también se puede crear patrones positivos: como el agradecimiento, el optimismo y la felicidad.

Estamos descubriendo que no es que la realidad nos transforme, sino que el lente con el que vemos el mundo transforma nuestra realidad. Y si cambiamos el lente, no sólo cambia el grado de felicidad, sino también los resultados educativos y empresariales.

La mayoría de las personas siguen esta fórmula: “Si trabajo más duro, tendré más éxito. Si tengo más éxito, seré más feliz”. Así solemos actuar como padres y educadores. Así motivamos el comportamiento pero científicamente está mal, es regresivo. Cada vez que tienes un éxito, la meta cambia. 

Sacaste buenas notas, ahora debes obtener mejores, ingresaste a una buena escuela, luego hay que ir a una mejor, conseguiste un buen empleo, hay que obtener uno mejor, alcanzaste tu meta de ventas, vamos a cambiarla. 

Y si la felicidad viene después, nunca la vas a alcanzar. Lo que hemos hecho es empujar la felicidad más allá del horizonte cognitivo. Pensamos que hay que tener éxito y luego ser felices. Pero el cerebro trabaja en sentido opuesto.

Si hoy elevas el nivel de positivismo de alguien, entonces sentirá lo que llamamos una ventaja de felicidad, o sea que el cerebro en positivo funciona mucho mejor que cuando está negativo, neutro o estresado. Se eleva la inteligencia, la creatividad y los niveles de energía. Necesitamos aprender a invertir la fórmula para ver lo capaz que es el cerebro.

Científicos han encontrado maneras de entrenar el cerebro para que se vuelva más positivo. En lapsos de sólo 2 minutos, durante 21 días, podemos readaptar el cerebro, permitiendo así que funcione con más optimismo y mayor éxito.

¿Cómo? Les doy un ejemplo…escriban 3 motivos de gratitud durante 21 días seguidos y verán cómo sus cerebros empiezan a retener un patrón de buscar en el mundo primero lo positivo en vez de lo negativo.