Inti Raymi: la Fiesta del Sol que sigue iluminando al Perú

En “Herencia viva”, la antropóloga Eldi Flores Nájar y el director general del Inti Raymi, Guido Guevara Ugarte, explican cómo esta ceremonia ancestral mantiene viva la conexión del pueblo cusqueño con su herencia inca. Foto: captura.
Herencia viva viajó hasta Cusco para mostrar la grandeza de una de las celebraciones más emblemáticas del país: el Inti Raymi, también conocida como la Fiesta del Sol.
A través de las voces de la antropóloga Eldi Flores Nájar y de Guido Guevara Ugarte, director general del Inti Raymi, se reveló la profundidad cultural y espiritual de una tradición que mantiene viva la esencia del mundo andino.
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UNA CELEBRACIÓN DE VIDA Y GRATITUD
El Inti Raymi marca el cierre del ciclo agrícola y el inicio de uno nuevo. Es el momento en que los pueblos agradecen a la Pachamama por los frutos recibidos. Según explica Guido Guevara Ugarte, director general del Inti Raymi, “la madre tierra ha sido pródiga en el mes de abril. Las cosechas han sido abundantes y, por supuesto, también el almacenaje en las colcas”.
Este gesto de gratitud no se reduce a un acto simbólico: refleja una relación viva con la naturaleza, donde cada cosecha reafirma el equilibrio entre el ser humano y su entorno.
Para los antiguos incas, el alimento aseguraba no solo la subsistencia del pueblo, sino también la expansión del imperio. “Las jornadas militares van a encontrar en los tambos alimentos suficientes para avanzar en la expansión del imperio”, señala Guevara.
Así, la abundancia se convertía en motivo de fiesta, música y baile, donde el pueblo entero rendía tributo al Sol.

EL INTI RAYMI, CORAZÓN DE CUSCO
Eldi Flores, antropóloga, recordó que esta festividad tiene un valor histórico y emocional inmenso. “El Inti Raymi significa para los cuzqueños la fiesta más importante”, destacó. Inspirada en los relatos del Inca Garcilaso de la Vega, esta ceremonia se celebra cada 24 de junio, pero su espíritu se extiende durante todo el mes, cuando Cusco vibra con actividades que reafirman el orgullo de su herencia incaica.
Más que una representación teatral, el Inti Raymi simboliza la continuidad de una cultura viva. Como enfatizó Flores, las costumbres ancestrales siguen presentes en la vida cotidiana.
“Cuando los campesinos siembran, cosechan o hacen el desbroce de la mala hierba, viene el chaquipay, que es el servicio de la chicha. Y al tomarlo, los campesinos saludan a los auquis, saludan al sol, agradecen a la Pachamama con sentimiento, con autenticidad”, comentó Guido.

UNA CULTURA QUE SIGUE LATIENDO
Guido Guevara Ugarte destacó que la herencia inca no solo sobrevive en las zonas rurales, sino también en la urbe. “Nuestra cultura está viva en todo: en la arquitectura, en la tecnología de la hidráulica, en la agricultura, en la organización social y en la justicia”, afirmó.
Esa vitalidad convierte al Inti Raymi en un reflejo de identidad, una conexión entre el pasado y el presente que permite a los peruanos reconocerse como herederos de una civilización aún latente.
Para Guevara, esta festividad va más allá de la historia. Representa una oportunidad de revalorizar la identidad andina ante el mundo. “Hay una vibración de una suerte de alma cusqueña, que es el alma peruana, el alma nacional y americana que tiene que ponerse en otro nivel en la estimación del mundo entero”, expresó.
En un país donde el mestizaje cultural ha transformado las costumbres, el Inti Raymi se mantiene como símbolo de resistencia y de orgullo. Como concluye Guevara, “en lo que la cultura representa en sí como el cúmulo totalizador de la creatividad humana, está viva aquí en el Perú”.

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