Política

Autogolpe del 5 de abril: entre el respaldo y las críticas a la ruptura democrática

El 5 de Abril de 1992, Alberto Fujimori orquestó muchos cambios en la sociedad. A continuación, compararemos opiniones divididas.
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"Disolver", exclamó Alberto Fujimori el 5 de Abril de 1992. Recordemos voces a favor y en contra de lo sucedido esa noche. Fotos: Andina y TvPerú.

"Disolver", exclamó Alberto Fujimori el 5 de Abril de 1992. Recordemos voces a favor y en contra de lo sucedido esa noche. Fotos: Andina y TvPerú.
21:00 horas - Sábado, 5 Abril 2025

El 5 de abril de 1992 marcó un antes y un después en la historia política del Perú. Ese día, el entonces presidente Alberto Fujimori disolvió el Congreso de la República, intervino el Poder Judicial y anunció una profunda reestructuración del aparato estatal. La sociedad quedó dividida entre quienes aplaudieron su decisión y quienes la condenaron como un golpe a la democracia. A continuación, revisamos las distintas posturas que este hecho histórico sigue generando.

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UNA NOCHE QUE QUEDÓ EN LA HISTORIA

Eran las diez de la noche cuando, en cadena nacional, el presidente Fujimori sorprendió al país con un mensaje que cambiaría el rumbo político del Perú:

Disolver temporalmente el Congreso de la República hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica del Poder Legislativo, la que se aprobará mediante un Plebiscito Nacional. Reorganizar totalmente el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales y el Ministerio Público”, exclamó.

Con el respaldo de las Fuerzas Armadas, que tomaron las calles en la madrugada, Fujimori consolidó el control del Estado, alegando que el Congreso obstruía las reformas necesarias para enfrentar la crisis económica y el terrorismo.

La medida le permitió concentrar el poder, y rápidamente los congresistas y magistrados fueron impedidos de ingresar a sus lugares de trabajo. También se destituyó a los integrantes del Tribunal Constitucional. Fujimori instauró un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, con el que prometía “refundar la institucionalidad”.

tanque fujimori 5 de abrilEl 5 de Abril, Alberto Fujimori tuvo el respaldo de las Fuerzas Armadas para ejecutar el golpe. Foto: El Peruano.

EL RESPALDO CIUDADANO EN SU MOMENTO

Pese a la gravedad de la ruptura constitucional, Fujimori contó con amplio respaldo ciudadano. Según una encuesta de Apoyo publicada el 7 de abril de 1992, el 71 % de los limeños aprobaba la disolución del Congreso, y el 89 %, la reestructuración del Poder Judicial.

El periodista Jaime Bayly recordó ese contexto en su canal de YouTube:

“Fujimori se convirtió en un dictador. Es verdad, era un dictador muy popular. O sea, 7 u 8 de cada 10 peruanos aplaudieron el cierre del Congreso”, aunque matizó que se trató de una acción “indefendible” y producto de la “falta de cultura democrática”.

VOCES DIVIDIDAS: ENTRE LA NECESIDAD Y LA CONDENA

El exministro del Interior Fernando Rospigliosi reconoció en una entrevista en la televisión chilena que sí fue un golpe de Estado:

“Por supuesto que fue un golpe. El semanario Caretas, donde yo trabajaba, fue muy crítico con Fujimori y también se vio afectado. Es un hecho discutible, sin duda”.

Años después, el propio Alberto Fujimori reafirmó su decisión desde la cárcel. En el aniversario 25 del autogolpe escribió en Twitter:

Para hacer tortillas hay que romper huevos. Alguien tenía que hacerlo. Desde la cárcel les digo: valió la pena”.

Y añadió:

“El arquitecto de la democracia, perdón que les diga, fui yo. Quien generó la Constitución que hoy todos respetan”.

Alberto fujimori 5 de abril golpe
Alberto Fujimori publicando en la red social Twitter (ahora X). Foto: X de Alberto Fujimori.

Estas afirmaciones generaron críticas. Jorge del Castillo respondió desde el Congreso:

“Nadie puede ser arquitecto de la democracia destruyéndola. Cerrando el Congreso, cerrando el Poder Judicial, un Congreso que incluso le había dado facultades legislativas”.

La excongresista Indira Huilca fue tajante al señalar que el golpe permitió la instauración de una “Constitución mafiosa” que, según ella, aún impide reformas profundas:

“No hay que olvidar. No es solo el pasado, es la continuidad de un modelo que buscaba que una persona y su entorno se perpetúen en el poder”.

Desde Fuerza Popular, las posturas también fueron diversas. Luis Galarreta, en 2017, declaró:

“El autogolpe fue un hecho negativo que no puede repetirse. En Fuerza Popular no lo celebramos. Es un hecho irrepetible”.

En cambio, Martha Chávez lo defendió con una metáfora:

“Fue como amputar un miembro para salvar el cuerpo. Le ahorró al país una guerra civil. Estábamos cercados por el terrorismo”.

Mercedes Aráoz, por su parte, ofreció una mirada crítica y matizada:

Lo que pasó el 5 de abril fue un día lamentable y nefasto. Pudo tener una intención de orden, pero no resolvió la institucionalidad del país”.

Marco Arana fue más frontal:

¿Valió la pena que privatizaran las empresas estatales y se robaran el dinero? ¿Valió la pena intervenir los medios y destituir jueces probos? No. Las cosas siempre se pueden hacer mejor”.

KEIKO FUJIMORI: ENTRE LA REIVINDICACIÓN Y EL RECHAZO

La hija del expresidente y líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, ha tenido una postura cambiante respecto al autogolpe. En 2011, defendió la Constitución de 1993 como base del crecimiento económico del país.

Sin embargo, en 2016 adoptó una postura crítica:

“Nunca más un 5 de abril. Firmo este compromiso de honor”, dijo durante un debate presidencial.

En 2021, reafirmó esta posición desde Iquitos:

“El 5 de abril fue una medida excepcional e irrepetible. Eso nunca más debe ocurrir en nuestro país”.

A más de tres décadas del autogolpe del 5 de abril de 1992, sus efectos siguen latentes en el debate político nacional. Para algunos, fue una medida necesaria ante una crisis extrema; para otros, una fractura irreversible en la democracia peruana. Lo cierto es que aquel momento redefinió el poder, las reglas del juego político y la relación entre la ciudadanía y sus instituciones.
 

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