Debido a la pandemia del COVID-19 han aumentado los trastornos de conducta en los niños por lo que es importante ayudarlos a reconocer y gestionar sus emociones para que puedan alcanzar el equilibrio personal y afrontar los diversos retos de la vida.

Así lo indicó la psicóloga María Fernanda Aquehua, especialista del Inppares, quien agregó que la salud mental es muy importante para el desarrollo integral de los niños y adolescentes en edad escolar pues les ayuda a tener estrategias para el desarrollo de sus aprendizajes y desenvolverse mejor en situaciones de riesgo o dificultades que puedan presentarse.

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La especialista recomendó que si los menores de edad presentan tristeza persistente que dura dos semanas o más, ausencia de interacción social, frecuencia de evocar la muerte, arrebatos o irritabilidad extrema o cambios en los hábitos alimenticios, es momento de consultar con un especialista.

Tener en cuenta

Los niños, niñas y adolescentes pueden padecer la misma enfermedad que los adultos, pero con síntomas diferentes.

- Ansiedad (Miedos, preocupaciones, sin participación social).

- Déficit de atención e hiperactividad (Dificultades de atención, conductas impulsivas).

- Depresión (Falta de interacción, tristeza, pérdida de interés).

- Trastornos alimentarios (pensamiento desordenado del peso, complicaciones físicas de salud).

Datos

En el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que, durante el primer año de la pandemia, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó en un 25%.

En el Perú, según estudios del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, el 20% de la población adulta y adulta mayor padece de un trastorno mental, especialmente depresión, trastornos de ansiedad, consumo perjudicial, abuso y dependencia del alcohol; y el 20% de niños y niñas padecen trastornos de conducta y de las emociones.

Un estudio de Unicef (2020) indicó que la presencia de riesgos de salud mental en las niñas, niños y adolescentes durante la pandemia fue más frecuente en aquellos cuyos cuidadores presentaban síntomas depresivos (69.4%) comparado con aquellos sin síntomas depresivos (29%).