En nuestro país a donde sea que dirijamos la mirada encontraremos informalidad y lejos de convertirse en una oportunidad para los que menos tienen se transforma en una amenaza para el desarrollo y el crecimiento del Perú.

En promedio, cada año mueren 3,500 personas en accidentes de tránsito, gran parte de ellas ocasionadas por vehículos de transporte público piratas. Por otro lado, el comercio informal se ha apoderado de muchas de nuestras calles, afectado el ornato y el libre tránsito.

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Mientras que de los tres millones de empresas que existen en nuestro país, el 75% son informales; siendo los trabajadores de estas últimas sometidos a diversos abusos. Y en cuanto a las viviendas, se estima que dos tercios no cuentan con licencia para iniciar su construcción ni mucho menos con materiales de buena calidad, exponiendo al peligro la vida de la población.

Muchas de estas irregularidades ocurren a vista y paciencia de nuestras autoridades cuya labor fiscalizadora es insuficiente. Además también se dan casos en los que las instituciones entran en conflicto con otras por determinadas funciones. Ante todo esto, los expertos emiten varias recomendaciones para que las cosas empiecen a cambiar.