Madres adolescentes vuelven a las aulas en Comas
FOTO: Ministerio de Educación
Nayelí, Raquel y María Fernanda son tres adolescentes que se convirtieron en madres en plena pandemia de COVID-19, por lo que tuvieron que abandonar la escuela; sin embargo su amor de madres les ha dado el empuje para volver a las aulas y culminar sus estudios, pensando siempre en un mejor futuro para sus hijos.
Con una firme determinación, estas madres adolescentes retornaron este año a clases cargando en sus espaldas una mochila compuesta no solo por cuadernos y libros, sino también por pañales desechables, pañitos húmedos y biberones, que diariamente alistan para asistir a su escuela.
Ellas forman parte del programa “Mamitas” en el Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) “Estados Unidos”, ubicado en el distrito de Comas, donde, junto a otras 30 estudiantes, asisten a clases de lunes a viernes de 2:30 a 6 de la tarde llevando en brazos a su más grande motivación, sus hijos.
César Méndez, director del mencionado CEBA, explica que el programa “Mamitas” se inició en el 2016 para atender a adolescentes gestantes y madres que tienen entre 12 y 18 años y que cursan el ciclo avanzado, es decir, el nivel secundario.
“El programa tiene el objetivo de intervenir ante la deserción escolar y, sobre todo, apoyar a todas las madres adolescentes que deseen completar sus estudios, que sepan que sí se puede continuar y que hay un futuro mejor con educación”, acota.
Este programa funciona gracias al convenio entre la Educación Básica Alternativa y el Programa No Escolarizada de Educación Inicial del Ministerio de Educación. “Hay tres cuidadoras en igual número de aulas que se encargan de los niños, mientras las mamitas asisten a clases y hacen sus tareas. Ellas están tranquilas aprendiendo porque saben que al lado están sus hijos, jugando con otros niños”, señala Méndez.
Raquel, de 15 años, una de las madres más jóvenes, narra su experiencia en el programa “Mamitas”, al que considera como una bendición. “Estoy muy contenta de saber que puedo terminar mi secundaria. Yo trabajo haciendo limpieza en las mañanas, en la tarde vengo al colegio con mi hijito y en la noches ayudo como mesera. ¿Parece que es mucho, no?, pero no es así, estoy tranquila y segura que sí se puede”, dice sonriente mientras abraza a su pequeño Pablo de 1 año y 7 meses.
Por su parte, Nayelí, de 17 años, natural de Yurimaguas, cuenta que su embarazo no fue fácil, pero gracias al apoyo de su hermana y cuñado, ella ahora tiene un lugar para vivir y un colegio cerca que le permitirá culminar su secundaria. “Mi bebé tiene 10 meses, por eso tengo su corralito junto a mi carpeta, cuando tenga un año y ya camine sola, me la podrán cuidar en la cuna”, indica.
Finalmente, María Fernanda, de 18 años, abraza fuertemente a su niño de 2 años y asegura con gran convicción: “Yo voy a seguir adelante, ya me falta poco y seré administradora”.
Con información de Ministerio de Educación