"Todos cometemos errores, pero demostramos de lo que estamos hecho cuando nos enmendarmos". Estas palabras de reflexión le pertenece a uno de los jóvenes internos en el Centro juvenil de diagnóstico y rehabilitación de Lima,  que han encontrado en el boxeo la vía para reinsertarse a la sociedad. 

Las lonas y los guantes le dieron la inmejorable oportunidad de dejar de ser aquellos adolescentes, que infringieron la ley para convertirse en promesas en el deporte de contacto por excelente.

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"No solo queremos que sea grandes deportistas, sino fundamentablemente buenas personas", le indica Alejandro Servato, coordinador de equipos técnicos de Pronacej.

No se trata de una academia de lucha o un semillero para captar nuevos talentos. Lo que vemos es el rigoroso entrenamiento que realizan los deportistas del centro juvenil. Aquí todos tiene la oportunidad de aprender de sus tropiezos. 

"Se le identifica todos y cada uno de sus potencialidades, sus factores de riesgo. Es el ambiente de diagnóstico. Esto va permitir que después pasen a un ambiente de tratamiento, donde se le brinda todas las medidas, que consideramos pertinentes", acotó Alejandro Servato. 

"Hay un total de 3500 adolescentes infractores, de los cuales 1800 están internación. hay alrededor de 1650 que no están internados", indicó Francisco Náquira, Director Ejecutivo del Pronacej.

Algunos jóvenes van a sobresalir por ejemplo en el arte, actividades formativas, recreativas y otros en el deporte. 

Los jóvenes que tienen mayores facultades para el box, son seleccionados para empezar una estricta formación física y mental. 

"Era una persona mucho delgada, era con el cabello grande, con malos hábitos. Ahora soy una persona que ha cambiado. Yo empecé en el Muay thai y me pasé a Jiu jitsu", Hanma, adoscelentes infractor, quien le cuenta su expriencia a Aliados por la Seguridad en TVPerú Noticias.

Lleva algunos meses en el Centro juvenil y desde su ingreso descubrió que otros adolescentes compartía su afición al deporte y ahora aspira destacarse en su categoría. "Cuando llegué descubrí que otros compañeros tenían la misma afición, que hora es disciplina", acotó Hanma.