Un total de 108 adultos mayores del albergue municipal María Rosario Aráoz, ubicado en San Juan de Miraflores, recibieron la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19, en una jornada en la que estuvo presente el alcalde de Lima, Jorge Muñoz.

De esta manera, 21 días después de que se les aplicara la primera dosis, los adultos mayores residentes del mencionado albergue fueron inoculados por personal de las Direcciones de Redes Integradas de Salud Lima Sur (Diris Sur).

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La actividad se llevó a cabo en el anfiteatro del lugar, el cual fue acondicionado para atender a los albergados, quienes se movilizaron con asistencia del personal municipal, por grupos, cumpliendo las medidas de bioseguridad. Cabe señalar que los residentes recibieron vacunas del laboratorio Pfizer.

“Tenemos que brindar todos los elementos para estar protegidos. Por ejemplo, en este albergue tenemos a una señora de 103 años, un ejemplo de buen cuidado; y también tenemos a un caballero de 100 años, muy lúcido, esperando que la vacuna lo proteja y tenga una mejor capacidad de lucha ante un probable contagio”, indicó el alcalde Muñoz.

Al igual que en la primera jornada, luego de ser inmunizados, los adultos mayores pasaron a una área de observación por 30 minutos, bajo la supervisión del personal de salud.

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Autoridades del albergue señalaron que 16 residentes serán vacunados próximamente, debido a que se trata de personas que ingresaron recientemente, adultos mayores con enfermedades inmunodepresoras, neoplasias o que tuvieron un diagnóstico de COVID-19 cuando se colocó la primera dosis.

“Todos estamos a la expectativa de que nos toque en un momento. Hay que saber esperar, pero también hay que pedir la mayor celeridad al poder Ejecutivo para que esto avance rápido. Hay que hacer el máximo esfuerzo y todos sumar para que nuestra población esté protegida”, señaló el burgomaestre.

Es importante destacar que desde inicios de la pandemia se ha dispuesto una serie de acciones y protocolos para la protección de los beneficiarios, entre ellas, la restricción del ingreso de personas al albergue, así como el uso de equipos de bioseguridad de  manera obligatoria.

Asimismo, se adoptaron medidas sanitarias permanentes, como el constante lavado de manos de los usuarios y personal de atención, y se establecieron turnos durante la hora de ingerir alimentos, a fin de que se respete la distancia entre los albergados.