China: se extienden protestas contra la política ‘Covid cero’
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Las manifestaciones contra la estricta política conocida como ‘Covid cero’ se amplían en China y ante la molestia de los pobladores, el Gobierno informó que se relajará algunas de las restricciones, pero ratificó que no cambiará el rumbo de sus medidas cuando aumentan los contagios.
La estricta política destinada a erradicar el COVID-19 en China se ha convertido en un pararrayos de frustraciones. Las actuales protestas, la mayor muestra de oposición al gobernante Partido Comunista en décadas, se extienden a llamados a que el presidente Xi Jinping, con diez años en el cargo, abandone el poder.
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“Retírate Xi Jinping”, “no a la dictadura, queremos democracia”, “abajo el Partido Comunista” o “no más confinamientos, queremos libertad” están entre los principales llamados en las protestas que iniciaron por la política conocida como ‘Covid cero’.
Peticiones insólitas en un país donde revelarse contra su Gobierno es un paso de riesgo y las manifestaciones son inusuales.
Un incendio en Xinjiang, donde 10 personas murieron la semana pasada tras quedar atrapadas en sus apartamentos, un desastre atribuido a las estrictas medidas de cierre, prendió la mecha del descontento social.
En las últimas horas, las autoridades de Beijing anunciaron que ya no instalarán puertas para bloquear el acceso a los complejos de apartamentos donde se han detectado contagios de COVID-19.
Asimismo, la metrópolis manufacturera y comercial del sur de Guangzhou, el mayor punto crítico en la última ola de contagios en el país, anunció que ya no se requerirá que algunos residentes se sometan a pruebas masivas. Las autoridades locales se refirieron a la necesidad de optimizar los recursos.
Las autoridades informaron un quinto récord diario consecutivo de contagios de COVID-19. El número de casos en las últimas 24 horas ascendió a 40 347, incluidos 36 525 sin síntomas.
Las duras políticas sanitarias de Beijing han mantenido las cifras oficiales de muertes por el virus más bajas en comparación con las de otros países, pero a cambio los ciudadanos han asumido el costo de largos períodos de confinamiento y daños en la segunda economía más grande del mundo.