Decenas de clientes del banco privado Fassil, el cuarto más grande de Bolivia por volumen de depósitos y en liquidación por orden del gobierno, se concentraron este viernes en las afueras de la sede principal de la entidad para reclamar su dinero.

La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) asumió el miércoles el control de Fassil, a raíz de problemas de liquidez y malos manejos administrativos. 

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Cuatro ejecutivos están presos bajo sospecha de delitos financieros, entre ellos la concesión de millonarios créditos sin garantías. Aunque el gobierno garantizó la devolución de los depósitos a partir del 12 de mayo, entre los ahorradores hay desconfianza e incertidumbre. 

"A mí me cuesta, me costó ahorrarme aun cuando (sea) un quinto (unas monedas), pero yo lo voy a reclamar", señaló la comerciante de 43 años Feli López, frente a las oficinas del Fassil en Santa Cruz, la capital económica de Bolivia.

Con 2.789 millones de dólares y 1,3 millones de cuentas, el Fassil era el cuarto banco más grande del país por volumen de depósitos, según se desprende de los datos de ASFI a finales de 2022. Unos 4.500 empleados perderán sus puestos. 

La ASFI anunció que trasladará la cartera de clientes a otros bancos, para la devolución de los depósitos.

Elizabet Maldonado, una administradora de 51 años, también se acercó a las cerradas oficinas de la entidad. "La situación (es) triste, ¿no?", exclama. 

Según cuenta a la AFP, trató de sacar su dinero ante los rumores de quiebra. "Ahora no tenemos ninguna respuesta", lamenta. 

Este viernes también se movilizaron empleados del banco. "Estamos en este momento acá viendo que se nos cumplan [el pago de] los beneficios" sociales, dijo a la AFP Luis Flores, administrador de empresas de 53 años.