Pedro Paulet nació en Arequipa el 2 de julio de 1874. A los tres años quedó huérfano de padre y fue muy cercano a su primo Francisco Mostajo, quien años después se convirtió en un destacado intelectual y político arequipeño.

Paulet estudió en el colegio de la Orden Lazarista Francesa dirigido por el padre Hipólito Duhamel y donde tuvo a su disposición una gran biblioteca donde leyó algunos libros de aventura del francés Julio Verne.

Desde su infancia mostró interés en la ciencia y tecnología. Incluso solía ir a la estación del tren para ver el funcionamiento de los motores a vapor.

Entre sus primeros experimentos figuran originales cohetes experimentales. Para ello recogía pólvora, ataba carrizos con pitas y le sumaba piedras, fierros o metales para ver la relación entre el peso y el explosivo, y así determinar su velocidad y propulsión.

A los 19 años Paulet consiguió una beca para estudiar en la universidad La Sorbona en París. Allí, trabajó como caricaturista y reportero de diferentes diarios franceses. Se graduó en el Instituto de Química Aplicada y en la Escuela de Artes Decorativas, pues una de sus pasiones también fue el dibujo.

En 1899 iniciando la República Aristocrática, el nuevo presidente, el ingeniero Eduardo López de Romaña, lo nombre cónsul peruano en París. En 1902 en Bélgica, terminó el diseño de su avión torpedo, un modelo destinado para volar en el espacio. La cabina era cilíndrica, estaba completamente aislada y permitía el vuelo estratosférico. La aeronave era capaz de aterrizar, acuatizar y sumergirse en el mar. Este diseño marcó la pauta de futuras naves espaciales.

En 1941 Pedro Paulet fue convocado para trabajar como consejero comercial en la Embajada de Perú en Buenos Aires. A pesar que sus ideas eran cada vez más desarrolladas en el extranjero, en el Perú no ocurría lo mismo. El visionario falleció el 30 de enero de 1945 a los 71 años tras recibir la noticia de su jubilación por el límite de edad.

Su nombre en la historia de la aeronáutica y cohetería universal es importante y en 1950 la revista francesa “Scientific Monthly” lo denominó como el inventor y precursor de la propulsión a reacción.