Por tercera vez en las últimas semanas, miles de jóvenes marcharon demandando la derogatoria de la ley laboral juvenil, que el Gobierno defiende como medida para favorecer a la empleabilidad de ese grupo y darles acceso a algunos derechos laborales, en un marco donde la informalidad predomina en la economía el país.  

La Plaza San Martín, en el centro de Lima, fue nuevamente el punto principal de la concentración y partida inicial. Cerca de las 6pm, la movilización partió nuevamente hacia el edificio de la Confiep, en San Isidro, reiterando su rechazo a lo que consideran es una imposición de parte del sector de  empleadores.

Tras clausurar simbólicamente el lugar, colocando un afiches que imitaban los que usa la SUNAT,  se dirigieron hacia la avenida Javier Prado, donde realizaron un plantón en el cruce con la avenida Petit Thouars.

En ese punto, como parte de un mitin, jóvenes de diversos colectivos leyeron un pliego de reclamos y convocaron a una nueva movilización nacional para el próximo 15 de enero.

Cabe destacar que, hasta el momento, la nueva marcha ya tiene el respaldo de las juventudes de la CGTP, el colectivo Dignidad y las federaciones de las universidades nacionales Agraria, Ingeniería, Villarreal y San Marcos.  

Los jóvenes protestantes no aceptan la nueva ley laboral juvenil, porque no aceptan que se reduzcan los beneficios a los trabajadores entre los 18 y 24 años, como Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), gratificación, vacaciones, seguro de vida, entre otros.

Cabe agregar que, igualmente, no confían en la capacidad de fiscalización y sanción del Estado, para evitar que la norma sea usada para despedir a trabajadores que ya tienen un empleo bajo la ley general del trabajo.

Al promediar las 10 pm, la movilización se dividió en dos grupos, uno tomó la avenida Petit Thouars y otro la Vía Expresa, con dirección al Centro de Lima.

Por su parte, durante la manifestación, la Policía evitó que surgieran actos violentos y veló por que no se cometieran excesos represivos a los estudiantes.

Resaltó que se dispusiese como precaución un numeroso contingente policial en las inmediaciones de la casa del presidente Ollanta Humala, para evitar la posibilidad de que los manifestantes pretendieran acercarse al lugar.