El exceso de tiempo invertido en el trabajo generalmente termina deteriorando los vínculos familiares además de afectar de forma negativa en la vida personal.

Según los últimos estudios del INEI realizados hasta el 2015, los peruanos trabajaron un promedio de 70 horas semanales, cifra que excede en 22 horas la jornada laboral establecida en el país, fijada en 48 horas a la semana.

Por consiguiente, los peruanos laboran casi 50% más de lo máximo recomendable y, por ende, les dedican menos tiempo a sus familias o a ellos mismos. Esto, a la larga, causa infelicidad y menos productividad.

Lo ideal es poder lograr un equilibrio laboral. Diversos investigadores señalan que es la forma en la que dedicamos tiempo de calidad a la oficina y también a la vida personal, generando mayor productividad en ambos espacios.

Aquí te brindamos cuatro recomendaciones que podrían hacer una diferencia notable y positiva en tu vida. 

1.Ser puntual: Lo más importante es empezar en la hora correcta. De esta manera, se podrá terminar en un plazo establecido, y seguir con otras tareas sin demoras innecesarias. De esta forma optimizas tu tiempo. 

2.Plantear prioridades: Determinar las tareas diarias que son más importantes o demandan más esfuerzos que otras. Mientras más rápido se resuelvan en el día, más tiempo se tendrá para las otras actividades menos demandantes.

3.Establecer metas reales: Muchas veces por el afán de terminar todo muy rápido se suele cometer el error de sobrecargar el listado de labores diarias. Y si no se llega a cumplir lo establecido aparece la frustración y desgano. Con un ligero ajuste más cercano a la realidad se podrían alcanzar los objetivos trazados y cargar positivamente el ánimo de los colaboradores, motivándolos a continuar superando sus metas.

4.Fijar tiempos de descanso: La distracción es fundamental para evitar el agotamiento y la disminución de la productividad. Existen diversas actividades que se pueden realizar durante el día y entre tareas para recargar energías, como leer, caminar, tomar un café o incluso una siesta.