El embarazo es una etapa que ilusiona a los futuros padres. Durante las 40 semanas de gestación, los controles prenatales son importantes para detectar o descartar posibles anomalías que afecten el desarrollo del bebé. Esto forma parte de la medicina fetal, la cual se ha convertido en la luz de los nacimientos saludables.

Entre las pruebas que se debe realizar la gestante, está la ecografía genética, examen no invasivo que se realiza durante el primer trimestre del embarazo. Este ultrasonido tiene un 90% de certeza. Los análisis indicarán si existe alto riesgo de alteración cromosómica en el bebé, como el síndrome de Down. Pero dependerá de la medición del engrosamiento del cuello, la ausencia o presencia del hueso nasal o indicios de alguna cardiopatía en el no nacido.

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Si los resultados evidenciaran alguna alteración genética se deberá hacer una biopsia de placenta. De acuerdo con esto se decidirá si se hace la amniocentesis, procedimiento que recolecta las células del feto del líquido amniótico. Esta extracción podría resultar peligrosa.

Otro de los exámenes, es la ecografía morfológica. Se puede hacer a las 20 semanas y determinará si existen malformaciones internas y externas en el cuerpo del feto.