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Moda rápida: ropa económica con un alto costo ambiental

La moda rápida, o fast fashion, esconde condiciones laborales precarias y salarios ínfimos para miles de trabajadoras. Una joven coreana decidió cortar el ciclo de consumo y buscar alternativas sostenibles.
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El impacto ambiental y social de la moda rápida: contaminación, explotación laboral y salud mental. Foto: AFP composición.

El impacto ambiental y social de la moda rápida: contaminación, explotación laboral y salud mental. Foto: AFP composición.
17:22 horas - Sábado, 8 Febrero 2025

Lee So-yeon, una joven ambientalista surcoreana, se ha convertido en una voz crítica del consumo excesivo en la moda tras descubrir el alto costo social y ambiental que esconde la industria de la moda rápida. Su transformación comenzó hace seis años, cuando un abrigo de invierno de 1.50 dólares la llevó a cuestionarse cómo podía venderse a tan bajo precio.

Ese cuestionamiento marcó el inicio de una investigación sobre la producción de moda rápida, en la que Lee descubrió las condiciones laborales precarias y el daño ambiental causado por esta industria. "Solía comprar un traje nuevo cada día laboral de la semana", contó Lee a la AFP, señalando que las prendas suelen tener un costo de producción inferior a un dólar.

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Sin embargo, este bajo precio es posible por salarios extremadamente bajos para las trabajadoras de las fábricas y a prácticas que dañan el medio ambiente. Desde entonces, Lee decidió no comprar más ropa de moda rápida y lleva seis años sin adquirir nuevas prendas de este tipo.

DE COMPRADORA COMPULSIVA A ACTIVISTA CLIMÁTICA

El impacto ambiental de la moda rápida y las condiciones laborales de quienes fabrican esta ropa transformaron la perspectiva de Lee. Hoy su armario se compone únicamente de prendas de segunda mano, muchas de ellas regalos de familiares y amigos, como una chaqueta de cuero que perteneció a su madre.

A diferencia de las prendas de moda rápida, que están diseñadas para ser desechadas después de poco uso, cada pieza de su colección tiene un valor sentimental. "La ropa más ecológica es la que ya está en tu armario", afirmó Lee.

Además de reducir su consumo, Lee organiza intercambios de ropa entre amigos y familiares para fomentar el uso de prendas reutilizables. También, ha publicado un libro donde promueve valorar las historias detrás de cada prenda, alejándose de las tendencias pasajeras.


El fast fashion impulsa el consumo desmedido, pero cada vez más personas apuestan por la moda sostenible y de segunda mano. Foto: AFP.

MOVIMIENTO GOBLAL: ROPA DE SEGUNDA MANO

Lee forma parte de un movimiento global que promueve el uso de ropa de segunda mano para romper el ciclo del consumo excesivo. Iniciativas como la aplicación Lucky Sweater buscan facilitar el intercambio de prendas entre usuarios, priorizando las marcas sostenibles. Tanya Dastyar, fundadora de la aplicación, destacó que "no es necesario comprar ropa nueva para estar a la moda y sentirse bien".

Aunque Dastyar reconoce que intercambiar prendas no genera la misma satisfacción inmediata que una compra nueva, asegura que a largo plazo es más gratificante. La creciente aceptación de la aplicación refleja un cambio en la relación de las personas con el consumo de moda. "La gente se da cuenta de que puede vestirse de una manera que le resulte cómoda sin seguir las tendencias", dijo.


El intercambio de ropa gana fuerza como alternativa sostenible frente al consumo desmedido de moda rápida. Foto: AFP.

MODA RÁPIDA: UNA INDUSTRIA CON IMPACTO GLOBAL

La moda rápida es una de las industrias más contaminantes del mundo, responsable del 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, según el Banco Mundial. La mayor parte de la ropa moderna está hecha de materiales sintéticos, como poliéster y nailon, que no se biodegradan y terminan en vertederos.

En Corea del Sur, el consumo de ropa de segunda mano aún enfrenta estigmas. Según Kim Dong-hyun, responsable de una fábrica de exportación de ropa usada, muchas personas consideran estas prendas como artículos no deseados. "Mucha gente trata el contenedor de recolección de ropa como un bote de basura", afirmó Kim, quien ha encontrado pañales sucios y restos de comida entre la ropa recolectada.

Corea del Sur es el quinto mayor exportador de ropa usada del mundo, y gran parte de estas prendas terminan en países en desarrollo que no cuentan con la capacidad para procesarlas adecuadamente. "Necesitamos un cambio de mentalidad sobre la ropa usada", concluyó Kim.


La moda rápida, una de las industrias más contaminantes, genera toneladas de residuos textiles. Foto: AFP.

Con información y fotos de AFP.

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